El Artista... debe demarcar con su estética, los nuevos sentidos sociales,
maxime cuando la moral y la ética no son suficientes


¡¡¡SABEMOS QUE ES POSIBLE!!!

¡¡¡SABEMOS QUE ES POSIBLE!!!

“Testigos de este trágico momento histórico” e “indignados y dolidos por la guerra que arrasa al país” 426 artistas e intelectuales, entre colombian@s y extranjer@s -307 y 119 respectivamente – reunidos en Medellín en el Encuentro Nacional de Arte y Poesía por la Paz de Colombia, suscribieron en 2007 un llamado a “conformar una resistencia por la cultura de la vida, la tolerancia y la justicia” conformando “la creación de un movimiento cultural amplio y unido en la diversidad, impulsado por artistas e intelectuales, que sea los ojos, los oídos y la reflexión crítica de nuestra realidad, y que tienda puentes con otros movimientos sociales que hoy manifiestan en la calle su inconformidad …

Tres años después nos preguntamos por la acogida de dicha propuesta y no podemos dejar de consternarnos por el mutismo infranqueable al cual parece haber sido condenada, no tanto por sus propios hacedores sino por todos y todas aquellas artistas e intelectuales que imitando al avestruz y en un intento desesperado por ignorar su realidad esconden la cabeza en la arena. Cegados por un universo simbólico que justifica su ingenuidad fingida y los sumerge en la ciénaga estéril del conformismo y la pasividad, la pregunta por su papel en el campo social se responde con una mueca de desagrado que impide toda construcción seria.

El artista, creemos, además de poseer destrezas y rudimentos técnicos también está en contacto con elementos críticos y conceptuales que, aprovechados en su conjunto, le permitirían insertarse de manera activa en su contexto. Esto sugiere la existencia de cuestiones no solo formales –el cómo se hace- en la práctica artística sino también del tipo: qué, cómo, para qué, dónde etc. Que le permiten desarrollar su quehacer con y en los distintos procesos sociales en los cuales se desarrolla. Y para esto debemos partir de la crítica – de la crítica a todo lo establecido-, ejercida de forma responsable, no emocional, sentimental o histérica.

Una crítica que aborde y afecte el contexto que la rodea, capaz de integrar tejido social alrededor y al través de ella, una crítica que sirva de receptáculo de deseos, necesidades y propuestas. Una crítica que le permita entrever su importancia en la creación o legitimación de universos simbólicos, de otras relaciones sociales, de subjetividades y cotidianidades. Es a través de ésta que el artista, como intelectual, puede interpretar y leer un momento dado en su entorno para reaccionar por medio de la acción simbólica, actualizando las construcciones (imaginarios) que se tejen sobre sus prácticas, proponiendo otros órdenes y preguntas que superen nuestros conflictos sociales.

No nos imaginamos, claro está, la idea mesiánica de que el artista sea el sujeto llamado a liderar una transformación social en un momento determinado; solo indicamos el papel del artista como un intelectual que a través de la crítica comprometida indica y visibiliza mediante su que hacer problemáticas concretas de la sociedad, proponiendo posibles soluciones, insertándose e incentivando la organización y movilización social unitaria como única fuerza capaz de producir cambios estructurales.

Es responsabilidad de tod@s salir del mutismo imperante y enarbolar la idea de compromiso social desde el arte como un imperativo profesional de quienes habitamos una sociedad que no se quiere seguir arrastrando en una violencia intolerable en un marco de indolente indiferencia.

Hacemos nuestro el deseo y la disposición que los artistas e intelectuales por la paz de Colombia suscribieron en 2007, poniendo a disposición de tod@s la campaña “ojo y vista, peligra la vida del artista” como una propuesta más desde la cual nos reunamos a discutir y construir, desde la diferencia, caminos tendientes a la paz: “Deseamos que el país se mueva, que se manifieste desde la fábrica, la oficina, la casa, la escuela, la calle y el campo. Y ponemos a disposición toda nuestra capacidad de pensamiento y creación para construir caminos que nos permitan superar estos tiempos de barbarie. Sabemos que es posible”.